LA GUÍA ESENCIAL PARA AFRONTAR CON CALMA TODOS LOS DESAFÍOS DE LA CRIANZA

Como madre y enfermera especializada en cuidados pediátricos, entiendo la crianza moderna: un mar de información que genera ansiedad. Buscamos guías fiables, pues 9 de cada 10 padres buscan fuentes expertas. Por ello, creé "Rescatando Padres", una guía integral basada en calma, conocimiento y seguridad.

Mi libro ofrece:
📘 Conocimiento Práctico: Protocolos claros, sin confusión.
🛡️ Seguridad: Herramientas para actuar con eficacia, sobre todo en emergencias.
❤️ Crianza Disfrutada: Menos estrés, más conexión.

Es para padres, abuelos y educadores. Descubrirán temas cruciales: primeros días, alimentación, urgencias (con una vital Guía de Primeros Auxilios), cuidados, seguridad, adaptación escolar, desarrollo, emociones y vida familiar. La Guía de Primeros Auxilios es clave para transformar pánico en acción.

Regalar "Rescatando Padres" es dar seguridad y calma. Mi doble experiencia, profesional y maternal, crea una guía rigurosa y humana. Nació de una vivencia personal: salvar a una niña. Me recordó la importancia de estar preparados.

Invierte en calma, invierte en seguridad. Es tu compañero de confianza.

 

29 septiembre 2025

El miedo paraliza tu valía

El miedo tiene una función biológica clara: protegernos. Pero cuando se convierte en un estado permanente, deja de ser un aliado y pasa a ser un freno. No solo bloquea decisiones importantes, también mina la confianza personal. Lo que en principio era un aviso frente a un peligro real, termina transformándose en un juicio interno que repite la misma idea: “no soy suficiente”
Esa voz, al instalarse, va condicionando la conducta. Cuanto más se evita, menos se hace; y cuanto menos se hace, más crece la sensación de incapacidad. Es un círculo vicioso muy predecible.


La confusión principal está en mezclar dos planos distintos: lo que uno hace y lo que uno es. Evitar un reto no significa carecer de habilidades, solo refleja que en ese momento el miedo tuvo más peso que el impulso de actuar. Sin embargo, la cultura de la comparación y del éxito rápido suele transmitir el mensaje contrario: que el valor personal depende de los logros visibles. Si no hay resultados inmediatos, pareciera que no hay talento. Así es como se erosiona la autoestima: no por falta de capacidades reales, sino por la interpretación que damos a cada tropiezo o a cada silencio.


En la práctica clínica y en la vida cotidiana se observa con claridad. Personas con recursos y talento que dejan pasar oportunidades porque temen exponerse, fracasar o decepcionar. No es que les falte preparación, es que el miedo consigue presentarse como una prueba irrefutable de que no valen lo suficiente. Esa interpretación es falsa, pero se vive como verdad absoluta.

26 septiembre 2025

¿Por qué hay personas tan influenciables?

La respuesta fácil sería culpar a la “falta de carácter”, como si la personalidad fuera un músculo que unos ejercitan y otros olvidan en el sofá. Pero la realidad es más compleja: la vida en sociedad nos empuja inevitablemente a mirar al otro, a copiar gestos, opiniones y hasta miedos. Para algunos, esa mirada ajena se convierte en brújula permanente; para otros, solo en una referencia pasajera. La diferencia no está en la voluntad desnuda, sino en una trama de aprendizajes, inseguridades y cansancios cotidianos que, juntos, hacen que dejarse llevar por los demás resulte más sencillo que alzar la voz propia.

La persona influenciable suele buscar aprobación como quien busca aire: contradecir pesa, discrepar quema, y amoldarse se siente como un refugio rápido contra el rechazo. A esa necesidad se suma, muchas veces, la inseguridad para decidir: tomar el timón agota, así que la tentación de “seguir la corriente” se presenta como descanso. Y cuando la mente está saturada o el ánimo bajo, cuestionar lo que se escucha parece un lujo imposible. Hay quienes, además, poseen una especial facilidad para aceptar lo que viene de figuras de autoridad o de un grupo cercano; como si el simple tono de voz ajeno bastara para convertirse en verdad.

18 septiembre 2025

Despersonalización: Sombra del Siglo XXI

En la consulta, cada vez escucho más frases que me resultan familiares: “Siento que no soy yo”, “Es como si estuviera soñando”, “Me veo desde fuera”. No hablamos de metáforas poéticas ni de exageraciones pasajeras: hablamos de la despersonalización, un fenómeno que se ha instalado con fuerza en el siglo XXI. En plena era digital, donde el tiempo parece correr más rápido que nuestra propia respiración, esta sensación de extrañeza con uno mismo se ha convertido en una especie de sombra silenciosa que acompaña a miles de personas.

Quien la padece no pierde el contacto con la realidad, pero vive con la incomodidad de no reconocerse en ella. Puede sentirse como un robot que ejecuta tareas sin alma, como un espectador de su propia vida, con un cuerpo que a ratos parece ajeno y una memoria que se estira o se encoge según el día. Es más que cansancio, más que distracción; es la angustia de seguir adelante mientras una parte esencial de ti se queda atrás.

Las causas son variadas, y aquí la modernidad muestra su ironía: la tecnología, que nos prometió conexión, también nos regala la desconexión. La constante exposición a pantallas, la presión de las redes sociales para proyectar vidas impecables, la comparación infinita con otros, todo ello alimenta la sensación de no ser suficiente… o de no ser nadie. El burnout laboral añade otra capa: jornadas interminables, responsabilidades excesivas, una rutina que reduce a las personas a engranajes que funcionan en automático. Y, por supuesto, están los viejos conocidos: los traumas tempranos, los duelos, el estrés extremo, incluso el consumo de ciertas drogas que pueden disparar episodios de irrealidad.

16 septiembre 2025

El Cóctel Fatal: Decepción, Amargura, Preocupación y Rebeldía

En la sociedad actual se está gestando una mezcla explosiva, un cóctel emocional que, si no se comprende y aborda, podría tener consecuencias profundas. Me refiero a la combinación letal de decepción, amargura, preocupación y un emergente espíritu de rebeldía


La Decepción: El Despertar a una Realidad Incómoda

La decepción es, quizás, el punto de partida de este cóctel. No hablamos de la pequeña frustración diaria, sino de una desilusión estructural y profunda. Muchos ciudadanos, especialmente las generaciones más jóvenes, se han encontrado con la cruda realidad de que las promesas de prosperidad, movilidad social ascendente y estabilidad se han desvanecido o se han vuelto inalcanzables para la mayoría.

La globalización, que se vendió como una vía hacia un futuro mejor, ha dejado a su paso brechas de desigualdad cada vez más grandes. La automatización, que prometía liberar al ser humano, a menudo genera incertidumbre laboral. Los sistemas políticos y económicos, percibidos como garantes de justicia y equidad, son cada vez más vistos como fuentes de corrupción e intereses creados. La decepción surge cuando la brecha entre las expectativas y la realidad se vuelve insostenible.


La Amargura: El Residuo Tóxico de las Promesas Incumplidas

De la decepción, brota la amargura. Esta no es una emoción pasajera; es un sedimento tóxico que se acumula en el alma colectiva. La amargura se manifiesta como un resentimiento crónico hacia aquellos que se perciben como responsables de las penurias: las élites políticas, los grandes corporativos, los "otros" que parecen prosperar mientras uno lucha.

Esta amargura carcome la confianza en las instituciones, en los líderes y, lo más preocupante, en el propio tejido social. Se traduce en un escepticismo generalizado, en la creencia de que "nada va a cambiar" o de que "todos están en su propio juego". Cuando la amargura se asienta, la empatía disminuye y la polarización se intensifica, creando divisiones profundas que impiden el diálogo y la búsqueda de soluciones comunes.


La Preocupación: La Sombra Constante del Futuro

A esta mezcla se le añade la preocupación, una ansiedad persistente sobre el futuro. La crisis climática, la inestabilidad económica, las pandemias y los conflictos geopolíticos son solo algunas de las grandes amenazas que se ciernen sobre la humanidad. Pero la preocupación también es personal: ¿Tendré un trabajo estable? ¿Podré pagar mi vivienda? ¿Mis hijos tendrán un futuro mejor que el mío?

Esta preocupación constante erosiona la salud mental y física. Impide la planificación a largo plazo, fomenta el cortoplacismo y dificulta la construcción de un sentido de comunidad. La incertidumbre se convierte en la norma, y la esperanza, en un lujo inalcanzable para muchos.


La Rebeldía: El Grito de un Alma Agotada

Cuando la decepción, la amargura y la preocupación alcanzan un punto crítico, surge la rebeldía. Esta no siempre toma la forma de protestas masivas o revoluciones violentas, aunque a veces lo hace. Puede manifestarse en formas más sutiles: el descreimiento en las narrativas oficiales, el rechazo a las figuras de autoridad, la búsqueda de alternativas radicales, o simplemente el hartazgo y la negativa a seguir las reglas de un juego que se percibe como amañado.

La rebeldía es, en esencia, un intento de recuperar la agencia, de decir "¡Basta!" a un sistema que no funciona para uno. Puede ser destructiva si no se canaliza adecuadamente, llevando a la anarquía o al populismo extremo. Pero también puede ser una fuerza transformadora, el impulso necesario para derribar viejas estructuras y construir algo nuevo, más justo y equitativo.


El Desafío: Desactivar el Cóctel Fatal


El cóctel de decepción, amargura, preocupación y rebeldía es una señal de alarma que no podemos ignorar. No es suficiente con diagnosticar el problema; es imperativo buscar soluciones. Esto requiere un esfuerzo concertado de todos los actores sociales:

Restaurar la Confianza: Transparencia, rendición de cuentas y la lucha efectiva contra la corrupción son fundamentales para sanar la decepción.

Fomentar la Empatía: Promover el diálogo, la comprensión de las diferentes perspectivas y la construcción de puentes entre grupos polarizados puede mitigar la amargura.

Proporcionar Certeza: Políticas públicas que aborden la desigualdad, la precariedad laboral y la crisis climática pueden reducir la preocupación.

Canalizar la Rebeldía: Crear espacios para la participación ciudadana significativa, donde las voces disidentes sean escuchadas y consideradas, puede transformar la rebeldía en un motor de cambio positivo.


Ignorar este cóctel es arriesgarse a un futuro de inestabilidad y conflicto. Comprenderlo, enfrentarlo y trabajar juntos para desactivarlo es el gran desafío de nuestra era. Solo así podremos aspirar a construir una sociedad donde la esperanza, la justicia y la dignidad sean la norma, y no un privilegio para unos pocos.

11 septiembre 2025

La llave maestra de la Prosperidad es la Educación

La historia reciente nos enseña algo incómodo: mientras la educación abre la puerta a la prosperidad y la libertad, su ausencia se convierte en un recurso político de enorme utilidad. La paradoja es evidente: aquello que más empodera al ciudadano es, al mismo tiempo, lo que más incomoda a quienes desean un poder sin contrapesos.

Educación como amenaza al statu quo

No es casual que los regímenes autoritarios, y también algunas democracias de fachada, recorten presupuestos educativos, degraden la calidad docente o mantengan sistemas de enseñanza desactualizados. Un pueblo informado, capaz de razonar críticamente, representa un límite natural al abuso de poder. La ignorancia, en cambio, es un terreno fértil para la manipulación mediática, la propaganda y la resignación social.

06 septiembre 2025

Padres e hijos adultos: amor sí, servidumbre no

Se nos enseñó que el amor de un padre hacia un hijo era algo parecido a una fuente inagotable: da, fluye, se sacrifica y nunca pide nada a cambio. Pero lo que no nos dijeron es que hasta las fuentes, si no se cuidan, terminan secándose. Porque sí, el amor puede ser incondicional, pero la dignidad nunca debería serlo.

Muchos padres que dedicaron años —décadas, incluso— a sostener, criar y hasta olvidarse de sí mismos, se enfrentan un día a la mirada gélida o al teléfono que ya no suena. La paradoja es brutal: quien fue el centro absoluto de la vida, hoy parece convertirse en un accesorio prescindible. No se trata de hijos monstruosos, sino de dinámicas emocionales más complejas, en las que la balanza del afecto se inclina peligrosamente hacia un lado.

Y entonces aparece la trampa: el duelo ambiguo. Ese dolor extraño de llorar un vínculo vivo pero ausente, como si se intentara abrazar a un fantasma que no termina de irse ni de quedarse.


Amor no es Servidumbre

Uno de los errores más comunes —y más letales— es confundir amor con autoaniquilación. Creer que amar es convertirse en un recurso siempre disponible: una billetera emocional, un comodín logístico, una voz callada que nunca incomoda. Pero la disponibilidad constante acaba siendo como esas luces fluorescentes que nunca se apagan: al final, nadie las mira ni las agradece, se vuelven invisibles.

El amor sano no pide desaparecer, sino coexistir. No dice “te doy todo, aunque me pierda a mí mismo”, sino “te amo, pero también me amo”. Porque sin límites, los padres dejan de ser personas y se convierten en funciones, y lo que no se ve como humano, difícilmente se valora.

Aprende sobre la Obesidad

Infografía: Obesidad en el Siglo XXI ⚖️ Obesidad en ...