LA GUÍA ESENCIAL PARA AFRONTAR CON CALMA TODOS LOS DESAFÍOS DE LA CRIANZA

Como madre y enfermera especializada en cuidados pediátricos, entiendo la crianza moderna: un mar de información que genera ansiedad. Buscamos guías fiables, pues 9 de cada 10 padres buscan fuentes expertas. Por ello, creé "Rescatando Padres", una guía integral basada en calma, conocimiento y seguridad.

Mi libro ofrece:
📘 Conocimiento Práctico: Protocolos claros, sin confusión.
🛡️ Seguridad: Herramientas para actuar con eficacia, sobre todo en emergencias.
❤️ Crianza Disfrutada: Menos estrés, más conexión.

Es para padres, abuelos y educadores. Descubrirán temas cruciales: primeros días, alimentación, urgencias (con una vital Guía de Primeros Auxilios), cuidados, seguridad, adaptación escolar, desarrollo, emociones y vida familiar. La Guía de Primeros Auxilios es clave para transformar pánico en acción.

Regalar "Rescatando Padres" es dar seguridad y calma. Mi doble experiencia, profesional y maternal, crea una guía rigurosa y humana. Nació de una vivencia personal: salvar a una niña. Me recordó la importancia de estar preparados.

Invierte en calma, invierte en seguridad. Es tu compañero de confianza.

 

15 abril 2025

No soporto a la gente mediocre

No soporto a la gente mediocre. Me enerva esa falta de ambición, ese conformismo descarado que parece dominar a tantas personas. No entiendo cómo alguien puede pasar por la vida sin pena ni gloria, sin querer superarse, sin buscar dejar una marca, aunque sea pequeña. 

La mediocridad, para mí, es como una sombra gris que apaga todo lo que podría ser brillante y único. Es esa actitud de "es suficiente" cuando claramente no lo es. Lo veo como un insulto a todo el potencial que una persona podría alcanzar si tan solo tuviera un poco más de coraje, un poco más de esfuerzo, un poco más de pasión.

Me molesta cuando veo a alguien conformándose con lo mínimo, arrastrando los pies, justificando su apatía con excusas baratas. "Es que así estoy bien", dicen. Pero no lo están. La mediocridad no solo los consume a ellos, sino que también afecta a quienes los rodean. Porque la verdad es que la mediocridad se contagia. Es como una enfermedad que te invita a bajar tus estándares, a aceptar lo mundano, a pensar que está bien ser menos de lo que podrías ser. Y no, no está bien.


No soporto a la gente que vive sin aspiraciones, que no se cuestiona, que no se atreve a salir de su zona de confort. La vida es demasiado corta, demasiado valiosa, para desperdiciarla siendo mediocre. Y no hablo de ser perfecto, porque nadie lo es, pero sí de intentarlo, de querer más, de no quedarse estancado. Me irrita esa pasividad, esa falta de chispa en los ojos, esa comodidad que mata sueños antes de que siquiera nazcan. Porque quienes se conforman no solo dejan de crecer ellos mismos, sino que también le niegan al mundo el regalo de lo que podrían aportar.


No estoy pidiendo que todos seamos genios, visionarios o héroes. Pero lo que sí exijo, al menos para las personas que quiero a mi lado, es esfuerzo, es intención, es ese deseo genuino de mejorar y de dar lo mejor de sí mismos, no porque lo exija el mundo, sino porque lo merecen ellos mismos. Porque la mediocridad no debería ser una opción. La excelencia no es un lujo, es una forma de honrar nuestra existencia. Y cuando veo a alguien que simplemente no lo entiende, no puedo evitar sentir rabia, una rabia que nace de saber que están eligiendo menos, cuando podrían tener mucho más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tú comentario será publicado después de la moderación. Gracias por la espera.